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México D.F 14 de feb. Los globeros surgen en las noches antes de San Valentín. Aparecen en las esquinas transitadas, expectantes. Se incorporan al entorno como parte del paisaje citadino. Y es fácil pasarlos por alto a menos que, claro, se les busque. Sus globos cuestan entre 50 pesos y llegan a los 160 pesos. Los globeros dicen que no venden tanto en esta época. No saben si es porque ya no son románticos los jóvenes o si ya no alcanza el dinero.

En las noches los globos nacen en parvadas: 20, 30, 50… No importa. De noche los globos no duermen ya que serán sorpresa a la  mañana siguiente. Mientras el reloj corre al par de los autos por calles, ejes y avenidas. La noche avanza y la parvada emigra acarreados por globeros.  Pueden ser personas solitarias o familias que tiene 12 años vendiendo. Y mutan el paisaje al transitar de aquí por allá. Antes de San Valentín es desvelo.

Desde la mañanita del 14 de febrero la parvada es dividida. Hay globos que andan a pie y otros en transporte público. Los elitistas van en carro. Hoy los globos marchan solitarios junto con soledades individuales o con soledades pares. La popularidad de alguien se mide por el número de globos, ¿sinónimo de likes?. O quizás el regalo sea tan grande como la falta a disculparse. Las flores ya no pesan, casi no existen: son minoría ante el asedio que viene del aire.

Las sonrisas, los abrazos andan por doquier. Arriba, vigilante, el globo pareciera ayudante de cupido. Nunca se ha mencionado que San Valentín en globo anduviera. En tiempos de la posmodernidad es el vehículo preferido. Hoy el globo rige y durará más que las rosas y, quizás, un viernes de San Valentín.

Mientras el globero sigue y avanza. No se despide y esperará hasta la siguiente fecha. Cobertura Angular 11-18 Nota y fotos Eduardo Honey